Descripción breve
Dr.C. Herman Van de Velde
Perfil y
Campos de acción del Profesional de Trabajo Social en el Sector Empresarial
‘Desafíos,
contradicciones, dudas e inquietudes, desde un enfoque de cooperación genuina’
Dr.C. Herman Van de Velde
UNAN-Managua / FAREM-Estelí y ABACOenRed,
Nicaragua, Abril 2015
“He
aquí algunas ideas para ir perfilando el horizonte utópico de la era planetaria
y para ir marchando en una determinada dirección (incardinada en la vida
cotidiana de cada uno de nosotros), que dé lugar a la realización de: · El amor como liberación de los sujetos …
· El reencantamiento del mundo, dando emoción,
poesía y ternura a la vida a través de la belleza y la alegría vivida en la cotidianidad, a través de la espontaneidad, calidez y transparencia
de las relaciones interpersonales, en lugar de las frías abstracciones de los
principios y esquemas preelaborados y los cálculos de rentabilidad o
conveniencia. · Un pluralismo pleno,
que aliente el diálogo con todos y
cada uno, capaz de generar relaciones humanas sin atisbo de discriminación por
razones de raza, sexo, religión, cultura o cualquier otra circunstancia o
diferenciación. · Valores de solidaridad
vividos y encarnados, y no la simple proclamación de principios que luego son
negados en los hechos y que en nada se manifiestan en la vida concreta de cada
día. · Una conciencia planetaria que
tienda a una conciencia cósmica a la
que debemos llegar para integrar todas las dimensiones de lo humano y de lo
cósmico en la totalidad viva de cada uno de nosotros: se trata de llegar a
tener una percepción de la unidad de todas las formas de vida y de saber
situarnos entre ellas.”
Ezequiel
Ander-Egg (Valores para vivir, 2000)
INTRODUCCIÓN
En esta
ocasión sería interesante iniciar con un mapeo del contexto del área al que
hace referencia donde ubican mi participación: ‘sector empresarial’. Sin
embargo, no es tarea fácil, ya que cada contexto tendrá sus características muy
propias. De hecho, el sector empresarial está compuesto por diferentes personas
jurídicas, gestionadas por personas con diferentes intereses, dependiendo de su
posición político-ideológica y económica. Podría ser un objetivo compartido la
creación de excedentes de ‘valor’. Sin embargo, la diferencia esencial está en
cuanto a la distribución de los
valores creados: ¿qué le corresponde a quién(es)?
También
está el debate en cuanto a deberes y
derechos y el asunto de cómo darle
seguimiento al cumplimiento de la responsabilidad social: ¿leyes tributarias o
asunciones voluntarias?; el asunto de la ética y la moral que tiene que ver con
cuáles son los intereses de fondo
detrás de una acción social.
Lo
anterior son apenas pinceladas de una realidad muy compleja desde la
interacción intensa entre sector privado, sector público y las expresiones de
la sociedad (organizada o no). Las expresiones concretas de estas interacciones
tendrán siempre un impacto, el cual será valorado (más) positiva o (más)
negativamente, según los intereses de quienes valoran.
El asunto
ideológico también se expresa según el
tipo de sociedad que se está construyendo, con qué fuerza y con qué
correlaciones de fuerzas. Esto, por supuesto tiene que ver, no solo con las
políticas nacionales, sino también con la expresión internacional de una visión geopolítica, siempre en
discusión y en debate (en ocasiones desde enfoques esencialmente opuestos). Ante
esta situación no podemos negar la importancia y la necesidad de asumir una responsabilidad compartida entre
sectores empresariales, sectores públicos y sectores sociales, justo para
garantizar, no solo la sobrevivencia, sino la garantía de calidad de vida para todas/os, de nuestra madre tierra.
Sin
embargo, los sectores involucrados no responden, ni asumen responsabilidades
con el mismo interés. Depende de sus posiciones ideológicas dónde y cómo se
ubican frente a este gran desafío. Y por supuesto, aquí no podemos ni debemos
valorar como que todas las empresas, independientemente de su tipo, actúan
iguales. Cada empresa tendrá su propio
contexto, tanto institucional, local, nacional, regional e internacional. Y
siempre estará la inquietud a responder: ¿quién regula y cómo se debe regular
sobre esta materia?
En esta
participación, después de plantear y compartir lo que comprendemos por ‘cooperación genuina’ y por qué
constituye nuestra base firme de todo quehacer, también en el área del trabajo
social, me referiré al concepto de Responsabilidad
Empresarial, ya que el cumplimiento cabal de ésta es un requisito
indispensable para poder hablar de la Responsabilidad
Social Empresarial (RSE), que será el siguiente punto a tocar. Después
compartiré reflexiones sobre la relación entre Trabajo Social y la RSE para finalizar con la expresión de desafíos, la identificación de contradicciones y el planteamiento de dudas e inquietudes.
COOPERACIÓN GENUINA
Antes de seguir, debo una aclaración ante todas/os ustedes del por qué
me quiero referir a la ‘cooperación genuina’ para hablar del perfil y el campo
de acción de trabajo social en el contexto empresarial. Se debe a qué
consideramos que la ‘cooperación genuina’, con sus ejes, principios y ambientes
debe caracterizar la actitud de todo trabajador social, de toda trabajadora
social. Entonces, ¿Qué es para nosotras/os, como ABACOenRed, ‘cooperación
genuina’? Se lo explico a través de una referencia a 6 ejes esenciales, 6
pilares y 2 ambientes fundamentales que en permanente interacción apuntan a la transformación, con calidad creciente,
de nuestro contexto, del cual somos parte.
La lógica
planteada en este esquema implica que el trabajo social, también en el ámbito
de una empresa, debe orientarse a un mejoramiento continuo, es decir a la
transformación del escenario apuntando a mayor calidad de vida (laboral)
creciente, acorde a sus derechos fundamentales como SER HUMANO.
Por
supuesto nos enfrentamos aquí mismo a las posiciones ideológicas que puedan
plantear (decisión de compromiso, que es postura) las diferentes partes
involucradas. De hecho, el rol que pueda jugar un o una profesional del trabajo
social dependerá de la voluntad (la decisión política, basada en sus valores,
sus concepciones y sus metas) del dueño o de la dueña de la empresa.
Partimos
del hecho que debe construirse, bajo el acompañamiento profesional del o de la
trabajadora social un ambiente caracterizado, esencialmente, por confianza,
tanto auto-confianza como confianza en el equipo. La construcción de confianza
irá acompañada, necesariamente por una disposición y capacidad creciente de
crítica y auto-crítica constructiva.
En este
tipo de ambiente, la participación activa de cada quien desde su propio rol,
estará también caracterizada por el ejercicio del arte de la escucha, empezando
con el o la profesional del trabajo social. La escucha intensa permitirá
interpretar las experiencias que se viven, ya sean positivas o negativas, no
solo desde un punto de vista propio sino también desde el punto de vista ‘de la
otra persona’, con el debido y profundo respeto.
‘Experienciar’
implica vivir una experiencia y aprender de ella y para eso es importante saber
interpretar, no para juzgar sino para comprender. Solo una comprensión
respetuosa de la situación que se presenta me permitirá concienciar, es decir:
construir mi propia conciencia respecto a lo que estamos viviendo.
Otro
pilar fundamental en el trabajo social, desde una óptica de ‘cooperación
genuina’, es la voluntad de compartir, saber compartir, saber comunicarse, con
la debida actitud ética, el respeto, y el disfrute de la diversidad.
La
sistematización es un eje esencial del trabajo social e implica un proceso de
reflexión crítica que lleva a la comprensión y a la construcción colectiva de
aprendizajes que apuntan, desde la integración, a una transformación orientada
a mayor calidad de vida en el escenario que nos toca. La sistematización nos
facilitará la decisión del compromiso, la identificación con el papel que me
toca como trabajador o trabajadora social, tanto por el proceso mismo de
sistematización (integración) como por los aprendizajes resultantes.
Sea esta
breve referencia al sentido y significado de nuestro enfoque principal ‘la
cooperación genuina’, ahora una guía para el resto de mi exposición.
RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL
En el
contexto de hoy, 2015, ninguna empresa debe (debería) limitar su concepción de responsabilidad
a ser rentable, pagar impuestos y generar empleo. Más bien deben asumirse
responsabilidades frente a la generación actual y las generaciones futuras,
integrando un enfoque ecológico, de derecho, de derechos humanos, transparencia,
inclusión – interculturalidad y equidad, entre otros, sin engaños y con
transparencia.
Tal como
lo plantean Viviana Quea y Carlo Brescia[1]
(2011) , el sector
empresarial se compone por muchas diferentes clases de personerías jurídicas y
cada empresa responde a intereses de creación de excedentes de valor. La
relación teórica entre el sector empresarial privado, el sector público y la
sociedad se caracteriza por un aporte tributario y la creación de empleo, así
como la oferta de bienes y servicios que la sociedad demanda (supuestamente).
Sin embargo, como lo indican las autoras mencionadas, lo que ocurre fuera de
los libros y los discursos es más complejo: no solo hay interrelación también
hay afectaciones que pueden ser negativos y/o positivas, por supuesto.
Ahora es
importante construir conciencia respecto a que esta negatividad o positividad
de los impactos derivados de la interacción entre los sectores, depende de los
criterios de quienes los conciben. Tenemos aquí los ejemplos claros de los
proyectos de minería al cielo abierto en nuestros países.
También
para caracterizar esta interacción entre sector público, sector empresarial
privado (incluyendo cooperativas) y la sociedad, organizada o no, bien
podríamos – o a lo mejor deberíamos – hacer referencia al esquema que nos
explica la esencia de una ‘cooperación genuina’, anteriormente ya expuesto. ¿No
es así? Y si responde a dichas esencias, entonces a lo mejor sí, sí podríamos
hablar de Responsabilidad Empresarial, en un sentido genuino, cooperando entre
sectores relacionados.
Además,
no solo se trata de la sociedad, a nivel nacional, sino también de la sociedad
mundial de naciones, la que se inserta en un gran ecosistema del planeta
tierra. (Quea Acosta, V. y Brescia Seminario, C., 2011, pág. 35)
Los mismos
autores plantean: “El término
‘responsabilidad empresarial’ ha ganado terreno y protagonismo en los últimos
años, además de adjudicarse promotores, muchísimos detractores y tal vez
algunos escépticos que, con ligereza, afirman que se trata de un término
equivalente al marketing, las relaciones públicas o la filantropía. Grave error
conceptual que conduce a grandes desaciertos estratégicos, pérdidas insensatas
de dinero, daño de marca y, obviamente, deterioro y agotamiento del concepto
mismo por su mal uso.”
RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL (RSE)
Hablando
de la necesidad de ‘significar’ conceptos y prácticas, debemos iniciar con este
mismo concepto de RSE. Los significados que se le asignan a este concepto y
‘fenómeno’ serán siempre desde intereses particulares (subjetivos) y
diferenciados dependiendo de quiénes en qué momento lo construyen.
Tanto a
nivel nacional como internacional existen obligaciones legales en materia laboral,
social, ambiental y tributaria. La responsabilidad empresarial inicia en todo
caso con el cumplimiento cabal de estas obligaciones, aunque no será suficiente
para poder hablar de una Responsabilidad social
empresarial. Podemos plantearnos algunas preguntas: ¿cómo estamos con el
derecho al trabajo digno, sin discriminación, con el derecho a una vida digna,
con el derecho a sindicalizarse, etc.? ¿Podemos hablar de una RSE mientras que
haya condiciones laborales que no garantizan el salario digno, ni el derecho a
sindicalizarse, por ejemplo? En este contexto, ¿cuál podrá ser el papel de un o
una profesional de trabajo social?
Ahora
también hay que distinguir y saber interpretar (comprender) las acciones
ubicadas bajo el concepto de RSE. Viviana Quea y Carlo Brescia (2011, págs. 36-37) , ya citados anterioremente, plantean al
respecto que no dejan de impresionar las
formas sutiles que encuentran algunas empresas para validar esquemas de poder
nocivo y totalmente condenable en un país de gran diversidad étnica y cultural;
además de influenciar en el medio en que operan. Así, por ejemplo, a la
explotación laboral y exigencia de horas extras impagas se le llama lealtad y del
mismo modo, a la paga de salarios bajos que no permiten a la gente vivir con
dignidad se le conoce como eficiencia en costos de mano de obra, y lo que es
peor, se celebra como un logro estratégico.
ISO 26000[2]
(noviembre 2010) (Pesce, 2013)
define ‘Responsabilidad Social’ como: Responsabilidad de una organización ante
los impactos que sus decisiones y actividades (productos, servicios y procesos)
ocasionan en la sociedad y el medio ambiente, mediante un comportamiento ético
y transparente que (1) contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud
y el bienestar de la sociedad; (2) tome en consideración las expectativas de
sus partes interesadas; (3) cumpla con la legislación aplicable y sea coherente
con la normativa internacional de comportamiento; y (4) esté integrada en toda
la organización y se lleve a la práctica en sus relaciones (actividades de una
organización dentro de su esfera de influencia).
Vale
destacar lo expresado por Javier Carrasco en su artículo ‘empresa y trabajo
social, ¿una relación de ida y vuelta? (2009) , donde dice que el cambio de paradigma empresarial al
cuestionar la maximización del valor económico como su único objetivo, ha llevado,
junto con el reconocimiento de la empresa como agente necesario para el
desarrollo económico y social de
las sociedades, a la introducción en gestión empresarial del concepto de
‘Responsabilidad Social Empresarial’.
En cuanto
a Centroamérica, de acuerdo a Juan Pablo Morataya y otros (IndiCARSE - Sistema de Indicadores de RSE para la región Centroamérica,
2008) ,
se incluyen tres elementos fundamentales para concebir la Responsabilidad
Social Empresarial: (1) cumplimiento de
ley, (2) decisiones éticas y (3) competitividad empresarial. Además se
definen 7 áreas, ejes o temas que contienen la RSE para esta región:
1. Gobernabilidad
(a nivel interno de la empresa). El núcleo transversal de la estrategia de RSE lo constituyen los
valores, transparencia, gobernabilidad corporativa y la ética empresarial. Permite establecer de manera articulada los
valores y comportamientos esperados de todos quienes conforman la empresa.
2. Público
Interno. Es el
eje referente al personal de la empresa. Consiste en la búsqueda de las
condiciones óptimas que consigan conciliar la alta productividad de la empresa
con el desarrollo humano de su personal. (Observamos que no se menciona un
enfoque de género, asunto pendiente en el actuar de muchas empresas)
3. Comunidades. Establece el comportamiento que la empresa debe
tener frente a la comunidad inmediata en la que se encuentra ubicada la
compañía y donde tenga intereses comerciales.
4. Medio
Ambiente. El
trabajo de la empresa debe estar enfocado en encontrar soluciones innovadoras
que aseguren el uso sostenible de los recursos naturales y que reduzcan al
mínimo el impacto negativo de la compañía en el medio ambiente.
5. Mercadeo. La relación con los clientes abarca todas las
políticas éticas de mercadeo, precios y publicidad responsable de los
productos, bienes o servicios que produce la empresa.
6. Política
Pública. Contempla
las relaciones de la empresa frente a las instituciones del poder público (alianzas
público-privadas).
7. Proveedores. Desde el contar con una política clara respecto
al procedimiento y forma de pago, hasta la definición de una estrategia de
apoyo para la incorporación de la RSE con sus proveedores.
Tal como
lo afirman Esperanza Gómez y otros (Diversidades y decolonialidad del saber en las
ciencias sociales y el trabajo social, 2014) , también debemos
ubicar todo lo anterior dentro de una tendencia actual interesante y necesaria
de reconocer las ‘diversidades y la decolonialidad del saber’ y apuntar a una
propuesta de construcción de nuestro
propio proyecto emancipatorio como pueblos latinoamericanos y caribeños con
nuestras racionalidades de vida en disposición al diálogo crítico intercultural
con otras racionalidades del mundo, ante un sistema capitalista y una ciencia
que ha demostrado su agotamiento como propuesta humanizante en general.
Entonces
nos identificamos con lo que se ha nombrado todo un movimiento de
‘reconceptualización’ – según algunas/os ahora en su segunda etapa (Barreix,
2005) .
Desde ABACOenRed, lo identificamos como una concreción de lo que plantea la
Pedagogía de la Significación.
TRABAJO SOCIAL y LA RESPONSABILIDAD
SOCIAL EMPRESARIAL
El asunto
del trabajo social en general y particularmente de su papel, de su campo de
acción dentro del sector empresarial, se ubica, debe ubicarse claramente en
esta perspectiva o tendencia de decolonización del saber, desde mi punto de
vista. Contamos con concepciones y prácticas socio-educativas muy particulares
para nuestra región nuestroamericana que no tienen su equivalente en el mundo
europeo o estadounidense, y que son sumamente valiosas en el contexto del trabajo
social. Me refiero, por ejemplo, a la educación popular, la sistematización de
experiencias y la concepción de lo que implica la solidaridad. En esencia se
trata de construir nuestras propias alternativas, concepciones y prácticas en
el cumplimiento de la Responsabilidad Social Empresarial en cuya área, tomando
en cuenta las tendencias actuales, el o la profesional de trabajo social tiene
un rol importante y fundamental a jugar, junto a otras y otros profesionales,
sin duda alguna, y con una visión incluyente respetuosa de la persona, desde un
enfoque de ‘cooperación genuina’.
Claudia
Toca (De RSE a ejercicio empresaria íntegro, 2015) , refiriéndose a la
situación en Colombia, expresa: “En
efecto, la calidad social no es una opción, también es una obligación para el
mercado y sus empresas;… En este reto, la administración de empresas se abrirá
a las ciencias sociales para nutrirse de los aportes de sus disciplinas, solo
así se logrará que la RSE deje de ser una moda empresarial y se convierta en un
nuevo concepto que resuelva, dejando de mitigar, problemas sociales
particulares.”
Y más
adelante, en el mismo artículo, Claudia Toca expresa: “Derivado de esta apertura, las empresas aumentarán la vinculación de
trabajadores sociales, sociólogos o antropólogos para que gestionen los asuntos
que involucren a la sociedad.”
Para
poder visualizar el papel de un o una profesional de trabajo social en la
empresa, es necesario comprender que la definición de trabajo social, en
general, ha venido cambiando desde una visión asistencialista voluntaria a una
visión profesional comprometida con el bienestar y el bienSER sostenible de las
personas en general, y particularmente con las más vulnerables (calidad de vida
creciente). Y este perfil, por supuesto debe estar sustentado también por una
contratación legal, incluyendo todos sus derechos laborales.
Lo
anterior me provoca al menos dos dudas sustanciales, con posiciones claramente
contradictorias:
( 1) Un o una
profesional de trabajo social, ¿debe ser alguien externo (promoviendo el desarrollo social) o más bien debe
convertirse no solo en actor clave sino también en co-autor o co-autora de
bienestar y bienSER?
( 2) En cuanto
a su formación, ¿debe prepararse para intervenir
en contextos particulares definidos de antemano (arreglando la vida ajena) o
más bien debe formarse con una actitud que permita integrarse creativamente a contextos sociales muy diversos, a
realidades particulares, dinámicas y cambiantes?
Ambos
asuntos aplican al contexto empresarial y por supuesto se interrelacionan entre
sí: al apuntar a una posición externa será más probable la intervención, al
apuntar a la co-autoría será necesaria la integración, el acompañamiento
horizontal.
Analizando
detenidamente las áreas o ejes temáticos mencionados por Juan Pablo Morataya y
otros (2008) , no cabe duda del
papel del trabajo social y en primera instancia a nivel interno de la empresa,
aunque igual en su proyección externa. Sin embargo hacemos énfasis en la
prioridad a lo interno, ya que quien pretende actuar solidariamente hacia
fuera, necesariamente debe cumplir este valor ético a nivel interno, si no deja
de ser creíble.
A nivel interno
Entonces
nos referimos aquí brevemente al área de las
trabajadoras y los trabajadores, así como la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, como un nuevo campo
de aplicación profesional del trabajo social (reclutamiento y selección,
capacitación, clima organizacional, evaluación de desempeño, acompañamiento a
situaciones personales y grupales, también a procesos de inducción y de salida,
y hasta formulación, gestión y administración (ejecución) de proyectos o
programas, etc.).
Sin duda
alguna, en todo tipo de emprendimiento, ya sea público, subvencionado o
privado, el insumo más importante es el mal llamado ‘recurso humano’. Digo ‘mal
llamado’, ya que no se trata de un simple recurso o insumo más, sino se trata
de un SER ‘PerSocial’, con derechos y deberes, construyendo calidad de vida,
también ‘PerSocial’, como una responsabilidad compartida en el contexto donde
se encuentra.
En cuanto
a la relación entre trabajo social y el área de ‘personal’, Mesén (1998),
citado por María Julia Alvarado (Un nuevo campo de aplicación profesional de Trabajo
Social: El área de recursos humanos. El caso de Costa Rica., 2006) , menciona que la profesión de trabajo social se preocupa
de la integración de las trabajadoras y trabajadores de todos los niveles, a
sus tareas, a la empresa, a sus colegas en el trabajo, siendo su finalidad
lograr el bienestar de la persona, pero enfocada a una realidad específica que
es la organización.
He aquí
un gran desafío para el área del trabajo social: lograr una identificación de
intereses entre quienes son dueñas y dueños y dirigen la empresa y quienes
trabajan para ella. Esto mismo implica un trabajo importante a ambos lados,
nada fácil y en muchas ocasiones con intereses opuestos. Por consiguiente la
mediación y negociación, sin perder de vista los propios ideales, principios y
valores, será una tarea permanente. Además solo podrá lograrse en la medida que
la empresa, a nivel institucional se ha decidido firmemente por ser responsable
en el cumplimiento de sus deberes legales, también en cuanto a los derechos
laborales. Desde las funciones en el área de trabajo social debe promoverse una
valoración justa del trabajo y contribuirse a la creación de condiciones
laborales idóneas, tal que las trabajadoras y los trabajadores sean reconocidas
y reconocidos como autoras genuinas y autores genuinos en el proceso
productivo.
Es en
este sentido que desde el área de trabajo social deben cumplirse funciones
como: investigación (estudios socio-económicos), negociación, comunicación, facilitación
de procesos de construcción de oportunidades, promoción, capacitación,
inducción y preparación para integrarse a nuevos escenarios, trabajo con
grupos, acompañamiento en la construcción colectiva de escenarios, ambientes
organizacionales, sistematización, valoración, asesoría, coordinación,
planificación y programación, organización, innovación, colaboración, evaluación,
integración, etc. Indispensable en el cumplimiento de estas funciones es el
enfoque ‘PerSocial’ en todo su quehacer, desde una posición ética, con calidad
y calidez, y caracterizado, desde nuestro punto de vista, en lo expuesto al
inicio de esta misma participación respecto a la cooperación genuina. Lo resumiría en: ser constructor o
constructora de confianzas, tanto de las personas en sí misma como en sus
colegas y en su ambiente organizacional e institucional. Cooperar a que cada
trabajadora, cada trabajador se sienta bien, se sienta persona, se sienta
respetada y respetado, se sienta reconocida y reconocido desde lo que hace y
aporta a la institución (empresa). Para lograr todo esto el diálogo sincero y
el encuentro profundo, tal como son concebidos desde un enfoque de educación
popular, serán sin duda alguna, espacios privilegiados en la actuación
profesional de una trabajadora o un trabajador social.
Ante una
tarea tan compleja e integral no cabe duda la importancia del aprendizaje
permanente, la auto-superación a través de la actualización en temas como:
coyuntura, discapacidad, leyes, violencia, envejecimiento, terapia familiar, atención
en situaciones de crisis, etc. De hecho para poder comprender (arte de escucha,
habilidad de interpretación) a la trabajadora o al trabajador, la o el
profesional de trabajo social tendrá que actualizarse respecto a las diferentes
áreas laborales existentes en la empresa.
La
capacidad de trabajar en equipo es esencia en un perfil de una trabajadora o un
trabajador social, tanto en la empresa como en otras áreas de la vida, ya que,
con mucha frecuencia, tiene que trabajar en un equipo inter-disciplinario, ya
sea como miembro o como facilitador o facilitadora del mismo.
Desde la
Red centroamericana ‘IntegraRSE’, se identifica entre los roles de la empresa
centroamericana: la creación de una
cultura de Responsabilidad Social al
interior de las empresas, con alta disposición al diálogo con las partes
interesadas y sensibilidad para hacerse cargo de los impactos. (IntegraRSE, 2013) Es en este
sentido que el trabajador social o la trabajadora social puede jugar un papel
fundamental.
De proyección externa
La
responsabilidad social empresarial no se limita al ámbito de lo interno de la
empresa. Solo analizamos nuevamente los ejes ya mencionados anteriormente,
específicamente: (1) Comunidades, (2) Medio Ambiente, (3) Mercadeo:
relación con los clientes a través de precios y publicidad responsable, (4)
Política
Pública, que contempla las
relaciones de la empresa frente a las instituciones del poder público (alianzas
público-privadas) y (5) Proveedores: desde el contar con una
política clara respecto al procedimiento y forma de pago, hasta la definición
de una estrategia de apoyo para su incorporación en las tareas relacionadas con
la RSE, estableciendo una relación coherente con los principios éticos y
morales de la misma empresa.
El papel
de la trabajadora social o del trabajador social, por supuesto no será igual
para cada uno de estos ejes y más bien se orientará al trabajo en y con las
comunidades, sin excluir participaciones en función de los demás ejes por
supuesto.
En
ocasiones, se hace referencia a esta área del quehacer de una empresa como ‘acción
social’ (voluntariado, integración, cooperación, etc.), y más cuando esta
acción social realmente supera un enfoque caritativo o filantrópico, entonces
necesita de la integración de un profesional o una profesional del área del
trabajo social, sin duda alguna. Sin embargo, tal como lo expresa Javier
Carrasco (Empresa y trabajo social, ¿una relación de ida y
vuelta?, 2009)
se trata de una oportunidad que, hasta la
fecha, no se ha transformado en realidad. Indica que la mayoría de empresas
que ya aplican el concepto de RSE integran el campo de la acción social,
mientras que el perfil de sus profesionales que gestionan este ámbito de
trabajo aún no se corresponde con el perfil de un trabajador o una trabajadora
social.
Esto
implica que aún queda un gran trabajo por realizar, un reto que podrá
alcanzarse en la medida que también nuestras universidades integren todavía más
esta área del trabajo social, en el contexto empresarial, en sus planes de
estudio y ¿por qué no como una especialidad de la propia carrera?
Desde la
Red centroamericana ‘IntegraRSE’, se identifican entre los roles de la empresa
centroamericana en este sentido de la proyección externa (2013) :
• Establecer sistemas de gestión que permitan hacer
control y evaluación del cumplimiento de los compromisos y faciliten la
transparencia sobre el desempeño social, medioambiental y económico. (de la
empresa)
• Hacer parte de las comunidades donde se opera,
estableciendo un diagnóstico participativo de las necesidades y capacidades
existentes, para promover iniciativas de inversión social en alianza con el
sector público, que impacten en el desarrollo.
• Desarrollar nuevas técnicas de mercadeo para
transparentar al cliente/consumidor los atributos de sostenibilidad de los
productos y servicios que ofrece.
Un
comentario crítico y necesario respecto a la historia de la RSE, lo hace
Cristina Méndez en su artículo ‘las nuevas salidas profesionales del trabajo
social: el trabajo social en la empresa privada.’ (2005) , al plantear: “Así como en otros ámbitos la figura del Trabajador Social se ha consolidado y ha
establecido un ámbito propio de intervención, en el marco de la empresa no ha
sido así. Una visión crítica desde la profesión hacia el papel de las empresas
en el entramado social y el enfoque excesivamente asistencial de las
actuaciones desarrolladas, provocaron la pérdida de identidad profesional
dentro de estas estructuras.”
Surge la
duda: ¿en qué medida, el día de hoy sigue siendo realidad que aún no hemos
construido esta identidad profesional en el área del trabajo social en un
contexto empresarial y nos hemos quedado todavía con un enfoque caritativo?
También en este caso seguramente no hay una respuesta única y debe valorarse
críticamente cada caso.
Para
concluir mi participación, mencionaré unos DESAFÍOS, CONTRADICCIONES, DUDAS e
INQUIETUDES, más que conclusiones definitivas que en todo caso deben formularse
en cada contexto.
DESAFÍOS
. Seguir
construyendo una concepción de perfil profesional de la trabajadora social o
del trabajador social, en el área empresarial, desde un enfoque de ‘cooperación
genuina’, tanto a nivel interno de la empresa, como hacia fuera.
.
Promoción, desde el campo del trabajo social, de una cooperación saludable
entre sectores públicos, la empresa y la sociedad, organizada o no (comunidad).
.
Promoción de conciencia y por consiguiente coherencia entre el quehacer de la
empresa y los intereses sociales, entre el quehacer productivo y el quehacer en
el ámbito de la RSE.
.
Considerar la Responsabilidad Social Empresarial, en primera instancia a nivel
interno, y también a nivel externo, más como una oportunidad que como una
obligación o simplemente una parte de su plan de marketing.
.
Construir una práctica de Responsabilidad Social Empresarial basada en una
concepción ética de profundas raíces nuestroamericanas.
.
Responder ante la necesidad de integrarnos a la práctica, sumamente crítica, de
una acción social, incorporándola a un paradigma eco-sistémico liberador.
. Mayor
involucramiento de las universidades, en cooperación con tanto el sector
público como el sector empresarial privado, a través de las carreras de trabajo
social o afines, para garantizar estudios científicos que nos permitan conocer
la realidad que vivimos y apuntar a la elaboración e implementación de
estrategias de transformación de las realidades relacionadas con la
Responsabilidad Social Empresarial.
.
Preparación de profesionales de trabajo social, también para el área
empresarial, desde una metodología (educación alternativa popular) y apuntando
a características acordes a nuestras realidades nuestroamericanas.
.
Visibilizar el rol profesional del trabajo social, también en el área
empresarial, tanto por su aporte social como por su formación integral,
estableciendo también las diferencias con los roles a asumir desde otras
profesiones relacionadas, como la psicología, pedagogía, sociología, etc.
. Ampliar
el ámbito de la Responsabilidad Social
más allá del sector empresarial, tal que se convierta en una práctica social,
una responsabilidad compartida a nivel de todos los sectores sociales,
económicos, políticos, públicos y privados.
CONTRADICCIONES
. Lo
ideal de la RSE y la realidad que vivimos. Solo un ejemplo: según un estudio
reciente de FIDEG, solo el 12.1 % de los hombres y el 9.5 % de las mujeres, en
el año 2012, estaban cubiertos por el seguro social en Nicaragua, a pesar de
los esfuerzos del gobierno para aumentar la cobertura del Seguro Social. (Alaniz E., Carrión G. y Gindling T.H., 2015)
.
Políticas promoviendo la equidad de género y la realidad vivida en el mercado
laboral. Por ejemplo: según el mismo estudio de FIDEG, en el 2012, la tasa de
subempleo en Nicaragua, entre mujeres es del 60.5%, mientras que para hombres
es del 35.4%. (Alaniz E., Carrión G. y Gindling T.H., 2015)
.
Intereses de pequeñas y medianas empresas insertas en la vida comunitaria y al
otro lado las empresas internacionales, multinacionales, totalmente ajenas a la
realidad comunitaria.
. El tipo
de actividad de la empresa (contaminando el agua) versus el tipo de acción
social (educación).
. La
relación des-igual con las partes, ya que una de ellas le garantiza salario a
la o al profesional de trabajo social.
. Entre
lo inédito sensible y lo inédito viable.
. …
DUDAS e INQUIETUDES
Indico
estas dudas e inquietudes, más bien para sembrarlas… y digo esto porque, desde nuestro
punto de vista ya fundamentamos nuestra respuesta al respecto.
.
¿Intervenir o acompañar?
.
¿Ser agentes externas, externos o integrarnos en los procesos?
.
¿Cómo promover la cooperación en un ambiente competitivo?
.
¿Cómo dialogar entre intereses, en ocasiones, muy opuestos?
.
¿Se podrá conciliar el interés personal de la dueña o del dueño de la empresa con
el interés de trabajadoras y trabajadores, con el interés social en general?
.
¿Cómo evitar que se usan la acción social (RSE) como medida para evitar la
movilización social respecto a impactos del trabajo de la empresa en la
comunidad?
.
Al tratarse la RSE de proyectos sociales sostenibles, ¿cuál debe ser su
relación con el sector público y la sociedad (organizada o no)?
.
¿Cómo garantizar que la o el profesional de trabajo social, dentro de una
empresa, cumpla su papel como forjador o forjadora de calidad de vida para
quienes más lo necesitan y no caigan en la defensa de intereses particulares,
justificando relaciones de explotación del personal trabajador?
.
El hecho que el cumplimiento de la RSE sea complejo no implica que es
imposible, así que debemos plantearnos: ¿Cuáles son nuestros aportes? ¿Cuáles
son nuestras prácticas? ¿Qué hacemos?... Y al valorar nuestras respuestas es
importante tomar en cuenta que realidades complejas necesitan de respuestas
complejas.
.
¿Será posible, también en el sector empresarial, que pasemos de una concepción
práctica de ‘servicio’ social a una de ‘trabajo social’, como práctica
liberadora de verdad?
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